viernes, 27 de febrero de 2015

LA POESÍA ESPAÑOLA DESDE PRINCIPIOS DEL S.XX HASTA LA POSGUERRA

3. LA POESÍA ESPAÑOLA DESDE PRINCIPIOS DEL S.XX HASTA LA POSGUERRA

La poesía recorre, en los años que van de principios del s. XX hasta la posguerra, un periodo de gran agitación y experimentación que dio como resultado una nueva “edad de oro” de la lírica española. En estos años surgen algunos de los más importantes nombres de la historia de la poesía española: Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Jorge Guillén, etc.

Pese a que el número de años, unos 40, no es muy elevado, la complejidad y la gran actividad poética desarrollada en estas cuatro décadas es tremenda, lo que dificulta el análisis completo y profundo de este periodo, dadas las limitaciones de tiempo y espacio de que disponemos.

3.1. Herederos del Modernismo: Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez

Por ello, pese a que el Modernismo se cultivó en España ya bien entrado el siglo XX, prescindiremos de su análisis por ser en esencia un movimiento cuyo esplendor se da durante la última década del XIX. No obstante, tenemos que hablar de dos de los herederos del Modernismo que marcaron con su personalidad los primeros años del siglo: Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez.

Antonio Machado nació en Sevilla en 1875. Su obra poética suele dividirse en tres grandes etapas, pese a que en todas ellas permanecen unos temas fundamentales que siempre preocuparon al poeta: el tiempo, España, el recuerdo.

La primera etapa está representada por su obra de 1907, Soledades, Galerías y otros poemas. Esta obra se caracteriza por la influencia modernista, que se plasma en la abundancia de crepúsculos, de una subjetividad romántica en la contemplación del paisaje y en la preocupación rítmica y cromática. Sin embargo, el tono íntimo de todo el libro, así como la repetición de unos símbolos personales (el agua, la fuente, el sueño), que se asocian a unos temas recurrentes (el tiempo, la muerte, Dios…) hacen de este libro algo más que otro libro modernista.

La segunda etapa de la poesía de Antonio  Machado se relaciona con su obra Campos de Castilla(1912). Con esta obra, Machado entra de lleno en las preocupaciones de la Generación del 98 (Unamuno, Baroja, Azorín, Valle-Inclán…) que estaba preferentemente formada por novelistas y ensayistas, ya que su preocupación por España y sus problemas sociales, históricos y filosóficos encontraba mejor cauce expresivo en la novela y el ensayo que en la lírica. Sin embargo, esta generación se caracterizaba también por mostrar un interés filosófico que les llevaba, como a Machado, a reflexionar sobre los grandes problemas del hombre, el tiempo, la muerte y Dios. Esta nueva obra de Machado supone una salida de la subjetividad de Soledades… hacia la objetividad de España. No se centra ya tanto en su melancolía,  sino en la visión del paisaje y la personalidad de una región que los autores del 98 consideraban la esencia de España: Castilla. Junto a este tema paisajístico y social, las preocupaciones filosóficas de Machado siguen presentes, especialmente la pregunta por el paso del tiempo.

La tercera etapa en la poesía de Machado se caracteriza por un abandono del poema en el sentido más lírico y emocional en favor de un estilo más filosófico y sentencioso. El poema se convierte en pequeño cofre del pensamiento breve e ingenioso que reflexiona sobre todo tipo de temas, especialmente el tiempo, España, la poesía…Con este estilo poético Machado componeNuevas Canciones (1924):

Juan Ramón Jiménez nació en Moguer (Huelva) en 1881. Su producción poética es amplísima, y se caracteriza por una continua evolución. Para facilitar su estudio, dividiremos su obra en tres etapas, pese a lo difícil que ello resulta en la ingente producción de un autor cuya obra parte desde Rubén Darío para culminar siendo maestro y guía de los más jóvenes vanguardistas.

La primera etapa es la modernista o sensitiva. Pertenecen a ella libros como Arias tristes, Jardines lejanos, La soledad sonora, Platero y yo, Pastorales…escritos entre  1900 y 1915. En estos años desarrolla y lleva a un grado de perfección lírica el Modernismo en España. No obstante, lo hace de una manera cada vez más personal que, pese a mantener los rasgos propios del movimiento, lleva el poema hacia una subjetividad espiritual constante en su obra. Como puede observarse en el poema que usamos como ejemplo, están presentes todas las características del Modernismo: el cromatismo y la importancia de lo sensorial en todo el poema, la musicalidad conseguida con aliteraciones y palabras de sentido musical, las sinestesias, la atmósfera melancólica, la interiorización ensoñadora del paisaje:

La segunda etapa es la etapa intelectual. Sus poemas se van depurando de todo artificio, eliminando todo aquello que resulta superfluo: elementos decorativos, anécdotas, biografismo, sentimentalismo. Persigue una poesía pura, desnuda, elemental, intelectual, que busca ser la palabra justa, el nombre exacto de las cosas. Está creando así la poesía pura que luego influirá definitivamente en la Generación del 27. Pertenecen a esta etapa sus libros escritos entre 1916 y 1936, y entre ellos destaca el Diario de un poeta recién casado (1917):

La tercera etapa, ya en el exilio debido a la Guerra Civil, lleva su poesía hacia un aliento místico. Se busca una unión mística entre la palabra y el mundo, entre él mismo y Dios, que es una verdad absoluta, una belleza absoluta, la palabra perfecta en el poema encontrada a través de la introspección en él mismo. Prescinde totalmente de la rima e incluso del verso, haciendo poemas en prosa en algunas ocasiones. Pertenecen a esta etapa libros como Animal de fondo, Dios deseado y deseante, La estación total, escritos entre 1937 y 1956 (año en que recibe el Premio Nobel).

3.2. Los movimientos de vanguardia

Entre 1910 y 1930 se da en toda Europa una efervescencia creadora que se conoce por el término bélico de “vanguardias”. Se trata de unos movimientos artísticos (especialmente activos en la pintura y la literatura) que pretenden una revolución estética radical, basada en una ruptura con toda la tradición anterior como nunca había sucedido en la historia del arte. Estos movimientos tienen especial intensidad en Francia, donde nacen el cubismo, el dadaísmo y el surrealismo; pero también en Italia y Rusia, donde se desarrolla el futurismo. Se trata de una sucesión vertiginosa de tendencias, de “ismos”, de corta duración muchas veces, pero siempre con un descarado ímpetu de renovación y de alejamiento de lo convencional, de lo tradicional, de la representación habitual de la realidad. El arte (el cuadro, el poema), se convierten en espacios que tienen valor por sí mismo, sin tener que “parecerse” a la realidad: el valor de la obra reside en su autonomía, en su carácter creador y no en su carácter imitador.

En España no se siguieron estos movimientos de la forma severa y a veces sectaria que mostraron en Europa. Los únicos “ismos” que se desarrollaron en forma de grupo o escuela con cierta importancia en nuestro país fueron el “creacionismo”, introducido por el chileno Vicente Huidobro, que residía en Francia y participó en toda la efervescencia vanguardista parisina, y el “ultraísmo”, movimiento basado, como el creacionismo, en el poder creador y sorprendente de la metáfora y de la imagen por encima de otros elementos del poema.

Ramón Gómez de la Serna, con sus “greguerías” (poemas breves basados en una sorprendente imagen o metáfora de tipo humorístico) fue uno de los avanzados de la vanguardia en España. Otros autores destacados del ultraísmo son Pedro Garfias o Guillermo de Torre. Algunos autores de la Generación del 27 escribieron sus primeros libros bajo la influencia del ultraísmo y el creacionismo: así ocurrió con Juan Larrea, Pedro Salinas o Gerardo Diego. Sin embargo, en libros posteriores abandonaron ese estilo común para encontrar su propia voz individual.

Pese a no haber un gran movimiento de vanguardia español, hay que señalar que todo este ímpetu renovador es fundamental para la formación de la Generación del 27 que, si bien rechazó las “normas” que cada “ismo” imponía a sus representantes, se vio profundamente marcada por la liberación de la imitación de la realidad que era común a todos estos movimientos y, en especial, resultó fundamental la influencia del surrealismo en la creación de imágenes libres y poderosas que profundizan en el subconsciente; para ellos la imagen surreal no era un fin en sí misma, como ocurría en el movimiento “ortodoxo”, sino un medio expresivo que manejaban según las necesidades de sus poemas.

3.3. La generación del 27

Los nuevos caminos poéticos abiertos por la obra de Juan Ramón Jiménez, considerado por muchos el “padre” de la Generación, así como los experimentos renovadores del vanguardismo, formaron el ambiente propicio en el que un grupo de poetas, nacidos entre 1892 y 1905, dan a la literatura española un nuevo momento de esplendor. Bajo el nombre de Generación del 27 destacan los siguientes poetas: Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda, Rafael Alberti, entre otros. Miguel Hernández queda como un eslabón roto entre la poesía del 27 y la de posguerra. Muchos le consideran el último representante de esta generación pese a ser más joven que los más importantes representantes del grupo; no obstante, coincide con ellos en su búsqueda poética que pasa por la poesía pura y gongorina primero, para dejarse influir por el surrealismo después y alcanzar así la madurez expresiva y el estilo propio.

El nombre proviene de los actos que ese año se realizaron para conmemorar el tercer centenario de la muerte de Luis de Góngora. La poesía esteticista del cordobés, su atrevida utilización de la metáfora y sus juegos de lenguaje eran admirados por estos jóvenes poetas que, pese a su inmersión en las vanguardias, no despreciaban la tradición pues en ella, como quedaba claro con Góngora, encontraban lazos de unión con la modernidad.

El hecho de que coincidieran en estos actos de homenaje, y la calidad enorme que atesora cada uno de estos poetas no debe engañarnos respecto a su carácter de Generación. No hay demasiadas coincidencias comunes que permitan considerarlos un grupo poético uniforme. Cada uno de ellos tiene un estilo marcadamente personal y diferente al del resto. En cualquier caso, intentaremos encontrar algunas características que sean aplicables, en mayor o menor medida, a la mayoría de ellos:

  • Magisterio de Juan Ramón Jiménez, que convivió con alguno de ellos en la Residencia de Estudiantes de Madrid.
  • Deseo de renovar la poesía pero, a diferencia de los vanguardistas, respetando la tradición literaria española.
  • Revalorización de la poesía popular que les lleva a cultivar el romance y otras estrofas tradicionales.
  • Influencia del surrealismo como medio expresivo y no como fin en sí mismo.

El inicio de la Guerra civil supuso el fin de la amistad que unía a muchos miembros del grupo y marcó diferentes destinos para cada uno de ellos. Lorca murió asesinado al comienzo de la sublevación. Alberti tomó parte activa en el ejército republicano y luego marchó al exilio junto con otros poetas republicanos: Cernuda, Guillén, Salinas…Otros, como Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre o Gerardo Diego se quedaron en el país y actuaron de maestros de generaciones posteriores.

3.3.1. La poesía pura: Jorge Guillén y Pedro Salinas

En estos dos autores, la influencia de Juan Ramón Jiménez es más evidente que en el resto de la generación, pues estos, como aquel, buscaron en su estilo una poesía despojada de anécdotas y de sentimentalismo: la metáfora y la inteligencia, la desnudez de la palabra y la emoción de la palabra justa sin adornos superfluos son su marca de identidad.

Pedro Salinas comenzó influido por el ultraísmo y, bajo ese estilo escribió Seguro Azar (1929) yFábula y signo (1932). Pero, pese al interés de esas obras, por lo que recordamos a Salinas es por su excelente poesía amorosa desarrollada en sus libros La voz a ti debida (1934) y Razón de amor(1936). No se trata de un amor como el de los románticos, sino que se centra en la realidad cotidiana de la amada intentando extraer (poesía pura) lo esencial de lo cotidiano. Ya en el exilio publica otros libros en los que sigue indagando en la esencia de la realidad con obras como El contemplado (1946) o Todo más claro (1954). Veamos ahora uno de esos poemas amorosos de La voz a ti debida. En él observaremos que no hay una simple confesión de amor hacia la amada, sino que busca intelectualmente, a través del poema y la palabra, algo esencial que explique la misma esencia del amor y de la existencia. Quiere llegar más allá de la amada y todo ello con un lenguaje sencillo y desnudo.

Jorge Guillén también responde, más aún que Salinas, a esa actitud por la cual el lenguaje del poema se depura radicalmente. Utiliza palabras sencillas, elementales, casi coloquiales y sin adornos retóricos, pero altamente sugeridoras en el contexto del poema. En él predomina el sustantivo sobre cualquier otra clase de palabra, como si quisiera mostrarnos así la esencia de la realidad en su pureza más ideal. Su libro más importante es Cántico (1928-1950), poemario gozoso y lleno de vitalismo donde el autor expresa su júbilo y entusiasmo por la vida y por lo creado, por la armonía de un mundo bien hecho. Todas estas características pueden observarse en el poema siguiente titulado “Perfección”:

3.3.2. El neopopularismo: Rafael Alberti y Federico García Lorca.

Rafael Alberti nació en El Puerto de Santa María (Cádiz) y su extensa obra desarrolla todas las vertientes que caracterizaron a la Generación del 27, manteniendo siempre una voz absolutamente personal que lo distingue como uno de los mejores poetas españoles del siglo XX.

Su camino poético se inicia en la vena del neopopularismo (también cultivado, como veremos a continuación, por Gerardo Diego y Lorca). Bajo este estilo, que quiere recuperar las formas de la poesía oral tradicional castellana dándoles un nuevo tono vanguardista, escribió Marinero en tierra(1925). Como se observa en el siguiente poema, busca en este libro la plasticidad de la imagen junto con un alegre efecto musical, usando con gran maestría recursos formales propios de la poesía popular como el villancico o la lírica gallego-portuguesa: estrofas encadenadas, paralelismos…

Dos años más tarde, en 1927, publica, con ocasión de los actos de homenaje a Góngora, un libro en el que imita el estilo del maestro barroco: Cal y canto. En esta obra asimila la estética gongorina y las nuevas tendencias ultraístas.

En 1929 escribe otro de sus mejores libros, Sobre los ángeles, con el cual cambia totalmente de registro y se sumerge en la influencia del surrealismo para mostrar la desesperanza de un hombre que ha perdido la visión alegre de la realidad. Son imágenes irracionales y desconcertantes, pero que tienen la eficacia expresiva de mostrar el caos interior del poeta. Abandona las formas métricas regulares y usa el verso libre como se observa en este poema titulado Desahucio:

A partir de 1935, con libros como El poeta en la calle, Alberti, ya militante del Partido Comunista, pone su voz de poeta al servicio de la causa política. Por ello usa ahora un lenguaje sencillo para facilitar su comunicación.

La obra de Alberti es vastísima; baste, a modo de resumen, destacar algunos títulos ya escritos desde el exilio, como Entre el clavel y la espada (1941) o Roma, peligro para caminantes (1974).

Federico García Lorca nació en Fuente Vaqueros (Granada) en 1898 y murió fusilado por insurgentes franquistas en 1936. Al margen de sus obras de juventud, sus primeras obras importantes se pueden adscribir, como en el caso de Alberti, al neopopularismo. En su caso, este popularismo no tiene un carácter tan alegre y colorista como el de Alberti, sino que, inspirado por el folclore andaluz y el cante jondo, elabora un estilo propio de tipo trágico, doloroso y que muestra siempre el cercano aleteo de la muerte. Los libros de Lorca escritos en este estilo sonCanciones (1927), Poema del cante jondo (1931) y, sobre todo, una obra maestra de la poesía en castellano como es Romancero gitano (1928). En este libro utiliza todos los recursos que le ofrecía el romancero tradicional castellano (métrica, narratividad, fragmentarismo, vocativos, diálogos) y los enriquece con un imaginario surrealista y trágico de gran profundidad.

En 1929, Lorca vistita Nueva York. Su desconcertante visión de este nuevo mundo le lleva a desarrollar nuevos caminos que puedan reflejar esa nueva e inquietante experiencia americana. Así nace Poeta en Nueva York. Esta obra se caracteriza por alejarse totalmente del neopopularismo y el andalucismo de su etapa anterior. Son poemas herméticos, difíciles, caracterizados por la sucesión de imágenes surrealistas de gran expresividad que reflejan la angustia del hombre en un entorno hostil, materialista, mecanizado y deshumanizado caracterizado por la injusticia social.

Sus dos últimos libros de poesía fueron Divan del Tamarit, inspirado en la lírica arábigo-anadaluza ySonetos del amor oscuro, donde retoma la forma clásica del soneto para escribir poemas de amor amargo y doloroso.

3.3.3. El surrealismo: Vicente Aleixandre y Luis Cernuda.
Vicente Aleixandre nació en 1898 en Sevilla y murió en 1984. Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1977 y ha sido uno de los poetas del 27 que más influencia ejerció sobre varias generaciones posteriores de poetas, empezando por Miguel Hernández, a quien acogió como discípulo y amigo cuando este se trasladó a Madrid.

En su producción poética pueden distinguirse dos grandes etapas. Una primera etapa marcadamente surrealista, que llega hasta 1954, y una segunda etapa caracterizada por una poesía más cercana y social a partir de esa fecha.

De su etapa surrealista destacan tres grandes poemarios: Espadas como labios (1932), La destrucción o el amor (1933) y Sombra del paraíso (1939). En todas ellas podemos encontrar un surrealismo usado como técnica que pone al servicio de una cosmovisión en que la naturaleza, el amor y la muerte aparecen ligados indisolublemente en un sentido de comunión y solidaridad cósmica con todo lo creado. Esta unión se observa claramente en el siguiente poema ( de La destrucción o el amor) en el que habla de un amor cuya fuerza reside en la perfecta comunión entre amor y naturaleza a través de las imágenes irracionales:

A partir de Historia del corazón (1954), Aleixandre cambia radicalmente y busca una expresión más sencilla, con una visión del hombre más histórica y social, menos cósmica y natural. La técnica de la imagen irracional desaparece y el poema se vuelve más narrativo y reflexivo.

Luis Cernuda nació en Sevilla en 1902 y murió en 1963. Su influencia es importantísima para los poetas españoles de los años 60. Comenzó su andadura poética fascinado, como muchos otros, por la poesía pura de Juan Ramón Jiménez y en esa línea publicó su primer libro Perfil del aire (1927). Luego conoce a Vicente Aleixandre y viaja a París y empieza a introducir técnicas surrealistas (si bien atenuadas y siempre dentro de un estilo personal tendente a lo clásico) en obras como Un río, un amor (1929) y Los placeres prohibidos (1931). Su poesía más personal empieza a perfilarse con Donde habite el olvido (1933). El tono de este libro se acerca ya a un neorromanticismo y una sencillez expresiva que se aleja del surrealismo y busca una poesía de tipo confesional, sincera, que explora las emociones de la vida y el amor desde una perspectiva pesimista. Todas estas características se pueden apreciar en el siguiente poema extraído de ese libro:


Con la guerra civil llega el exilio y otra de las obras más importantes del autor: Las nubes, donde se aprecia una importante influencia de la poesía romántica inglesa, cuyo estilo ya se adivinada enDonde habite el olvido. El poema se hace más meditativo y se olvida totalmente de la propuesta de la poesía pura de eliminar la anécdota, pues Cernuda proyecta sobre el poema su experiencia personal e incluso histórica. Este tipo de poesía será la que influya en los años 50 y 60 en España, en autores como Gil de Biedma o Ángel González. Sus últimos libros son Con las horas contadas yDesolación de la Quimera.

3.4. La posguerra
Cuando en 1939 se dio por terminada la guerra, mucho menos que una paz se ofrecía a la intelectualidad española. Los poetas más significativos del momento tenían dos opciones ante esa “paz”: el exilio, al que se acogieron la mayoría, pues sus ideas políticas o sociales hacían peligrosa su estancia en España, o seguir escribiendo en España dentro de un entorno hostil a la cultura.

La primera década de la posguerra puede analizarse, en lo poético, en los siguientes apartados:

  • Poesía de evasión. De carácter formal, esta poesía se refugia en el intimismo y evita hablar de la terrible realidad de la guerra o la ruina de la posguerra. La cultivan poetas como Luis Rosales, Leopoldo Panero o Dionisio Ridruejo.

  • En 1944 aparecen dos libros claves que suponen una ruptura para la poesía española de posguerra: Hijos de la ira de Dámaso Alonso y Sombra del paraíso de Vicente Aleixandre. El primero supone una ruptura temática y  técnica considerable respecto de la línea poética de evasión. Usa un lenguaje más coloquial y directo y muestra la angustia del hombre que sufre las consecuencias de la guerra. Puede considerarse el primer paso hacia una poesía social como la que se dará en los 50.

La influencia surrealista pero rehumanizadora del libro de Aleixandre será una importante influencia en poetas de los 50.

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